domingo, 24 de julio de 2016

Capitulo 2: Empieza el sueño

Abro los ojos lentamente con aún dudas poblando mi mente, pero a la vez impulsado por el coraje que me ha dado esa voz. Me he cegado por el repetido golpe de luz y veo borroso, pero puedo distinguir que no es mi mundo, no es el lugar donde estaba hace un instante. Poco a poco mi vista se va aclarando, y me veo rodeado de unas 10 personas que me miran atentamente con admiración. Es obvio que ellos deben ser los que me hablaban rogándome ayuda. Aunque en este momento eso no me preocupa, lo que me importa es que si ellos son reales, la chica que me hizo venir también debe estar ahí. Como reaccionaría cualquiera, me giro rápidamente hacia atrás esperando verla al fin.

En el momento que la vi, para mi el tiempo empieza a pasar muy lentamente, pudiendo apreciar cada detalle en solo un instante. A simple vista cualquiera se daría cuenta que es una princesa simplemente por el bello vestido que lleva. Es más, tiene todos los rasgos típicos de las princesas de los libros y animes. Solo con verla me doy cuenta que es idéntica a las chicas que idealizo en mis fantasías. Una figura fina y delicada con una piel clara y frágil que parece que pudiera romperse solo con tocarla, un cabello blanco como la nieve cubriendo sus pequeños hombros, y unos brillantes ojos azules que parecen que miren directamente a tu alma.




Esos hermosos ojos me embelesan estaban empañados por lágrimas que rompen mi alma cada vez que veo caer una más. Pero a su vez, esas lágrimas van acompañadas de una sonrisa que conmovería el corazón de cualquier hombre, ahora sé que son lágrimas de alegría. Simplemente por verla, noto un sentimiento extraño, algo que no había sentido jamás, pero aun sin haberlo sentido antes, soy capaz de darme cuenta que significa que me he enamorado. Sinceramente no pienso que me haya enamorado de una forma auténtica por decirlo de alguna forma, creo que me he enamorado de ella por ser mi personaje idealizado personificado, es decir, que seguramente solo la quiera por parecer que haya salido de mis sueños, aunque ni siquiera la conozca. Sin embargo, por mucho que tal vez sea solo fruto de mi vanidad interior, sé que en este momento daría mi vida por ella y para mí es más que suficiente.




También sé, que por mucho que se pueda asemejar a mis fantasías, aunque llegará un momento en el que la amara verdaderamente por ser ella misma, jamás me correspondería, porque es imposible que todo sea tan perfecto. Así que por el momento, voy a preguntarle <<¿Eres tú la que oía en mi cabeza?>>, la respuesta es obvia, pero una parte de mí quiere asegurarse. Y con su linda voz, casi susurrando me dijo que sí. Su respuesta, por alguna razón, me emociona, tal vez por saber que de verdad ella es la chica por la que había aceptado lo que hace un rato era mi propia locura, y por la que había decidido ir a ese mundo.




Al momento se me acercan los otros, que por como visten, puedo imaginar que algunos son como sacerdotes y otros personas de alto cargo e importancia como los reyes. Me dan la bienvenida, y sus más sinceros agradecimientos. Estoy algo perdido y confuso, y tengo mil y una dudas, pero lo único que soy capaz de preguntarles es <¿Por qué?>>. Todos dan un paso para atrás, y dejan pasar al que parece el más anciano, y que deduzco que será el sumo sacerdote o tendrá algún papel semejante. El señor se me acerca, y dice <<Para resolver tus dudas, tendremos que empezar por contarte la leyenda de nuestro mundo>>. No estoy seguro de que vaya a resolverme muchas dudas, pero será un buen comienzo. Con la intención de hablar tranquila y cómodamente me llevan a una sala grande con una mesa enorme, que viendo los asientos, parece que sea para unos 30 comensales. Intento no parecer muy sorprendido, y tomo asiento junto con los demás, listo para escuchar lo que me tengan que contar.

sábado, 23 de julio de 2016

Capítulo 1: De sueño a realidad

Mi nombre es Tatsuya, y acabo de terminar tercero de preparatoria y estoy en el verano antes de empezar la universidad. La única diferencia con los anteriores veranos es que este va a ser más largo, no hay nada más que destacar. Paso mis días jugando, viendo series y saliendo con mis amigos, tal como lo he hecho siempre y tal como lo hacen la mayoría. No hago nada destacable, aunque realmente tampoco hay nada que me resulte especial. Me lo paso muy bien con mi vida cotidiana, pero aun así sé que no es la vida que quiero. Quiero una vida como la que puedo leer en los libros o veo en los animes, algo que sé (aunque debería decir ''pienso'') que es imposible. Ante esta realidad que se imponía sobre mis deseos, me resigné. Ni mucho menos dejé de creer que esos mundos con los que tanto soñaba existían, simplemente acepté el hecho de que no iba a poder conocerlos.



Hoy tampoco he hecho nada que no hiciera otro día, ni lo voy a hacer. Simplemente estoy pasando tiempo con mis amigos como es habitual, aunque realmente me encuentro bastante mal. La cabeza me duele, mucho más que cualquier otra vez que pueda recordar. He pensado en volverme a casa, pero... no quiero, así que supongo que tendré que aguantarme. <<¡Ayúdanos!>> Me giro buscando a aquellas voces, pero no consigo saber de dónde provienen. <<¡Ayúdanos, por favor!>> Sigo buscando pero sigo sin saber de dónde vienen esas voces. Mis amigos me empiezan a mirar raro, y me preguntan que qué es lo que me pasa.

-¡¿No oís que estás gritando pidiendo ayuda?!

-Tatsuya, nadie ha gritado.

Miro a mis amigos pensando que simplemente me están gastando una broma. Seguimos la conversación, y me doy cuenta de que ellos no bromean, de verdad no oyen las continuas voces que piden ayuda. Las voces siguen pidiendo ayuda, diciendo que solo yo puedo salvarles, que yo soy el héroe de la leyenda. Finalmente he llegado a la conclusión de que me he vuelto loco a causa de mis fantasías, y lo mejor será ignorar dichas voces. Si simplemente hago que no las oigo nadie se dará cuenta de que me pasa algo.


La voz de una joven llorando y hablando entre sollozos empieza a oírse en mi cabeza <<Por favor... solo tu... puedes salvarnos... Te lo ruego... Eres nuestra única esperanza... Por favor héroe... salva nuestro mundo... Confío... en que... tú puedes salvarnos>>. Algo me recorre el cuerpo, frustración, impotencia, rabia... culpabilidad. No sé exactamente el porqué, pero el pensar que esa chica de mi cabeza llora por mi culpa, por no haber respondido a los gritos de auxilio, me remuerde el alma. No sé si será mi orgullo, o simplemente que la imagen del ''personaje'' que me gustaría ser se retuerce en mi interior, pero no puedo soportar el oírla llorar. Ningún personaje de las historias que admiro acepta el ver llorar a una chica. Tal vez solo sea mi pura vanidad, que inconscientemente me hace querer creerme que soy el personaje de un anime, y que es mi deber hacer que deje de llorar.


Sinceramente no sé si esta motivación es sincera, o simplemente una falsedad inducida por mis fantasías, pero sí sé una cosa, ¡Quiero hacer que deje de empañar sus ojos con lágrimas!, y sobre todo, en este mismo momento, si de verdad existe, ¡Quiero verla sonreír!




Ahora solo pienso en que quiero ir a donde están aquellos que me piden ayuda, y ante todo, junto a esa chica que llora por mi culpa. Grito sin miedo << ¡¡Iré!! ¡¿Qué es lo que tengo que hacer?! ¡¡Dime como llego a tu lado!!>> (la gente, y sobretodo mis amigos me miran como un completo loco, pero en este punto ya me da igual lo que piensen de mí, el sufrimiento que sufro por culpa de la impotencia es mucho mayor que cualquier vergüenza). Ya no oigo más las voces, se han callado, no me responden. Estoy desesperado, ya no sé qué hacer, cierro fuertemente los ojos con la esperanza de que esas voces me vuelvan a hablar.

Siguen sin hablar, me sigo hundiendo, hasta que oigo de nuevo por un momento la voz de la chica, diciendo entre sollozos con un tono de alegría <<Gracias...>>. Al oírla abro rápidamente los ojos con la esperanza de encontrarla. Sin embargo, al abrirlos me encuentro con que estoy rodeado de unas luces que caen a mi alrededor como si fueran copos de nieve. La intensidad de las luces es cada vez mayor, y a su vez, por alguna razón, me voy calmando, hasta que vuelvo a cerrar los ojos, esperando que la próxima vez que los abra, esté en el aquel supuesto mundo en el que soy un héroe, pensando que, si fuera un anime, es lo que debería ocurrir.


Tengo miedo de abrir los ojos, porque seguramente si lo hago me dé cuenta de que verdaderamente me he vuelto loco. Pero una parte de mí, quiere ver el mundo al que supuestamente he viajado, porque cree que todo es verdad. Se enfrentan dentro de mí la razón y mis deseos, la lógica y los sueños, la decepción y la ilusión. Empiezo a oír un murmullo, que deduzco que será la gente de mi alrededor hablando mal de mí, como es normal tras mi numerito. Sin embargo, entre el murmullo oigo de nuevo la voz de aquella chica <<Bienvenido>>. Quiero creer que es verdad, no quiero que todo sea cosa de mi imaginación. No sé porqué, pero el oír su voz me ha dado el valor para confiar en mis sueños, abrir mis ojos y mirar al frente.



viernes, 22 de julio de 2016

Prólogo

21 de julio de 2016, un día de verano como cualquier otro. Todo es normal, no hay nada especial. Y por esta misma razón este mundo me aburre, me cansa. 

Parece que esto me hiciera diferente, pero no. Al igual que yo, hay mucha gente que desearía ir a otro mundo, uno en el que pudieras ser un héroe, uno en el que pudieras vivir aventuras como las de los libros de fantasía. Claramente hay mucha gente aparte de mi que lo desea, pero el que lo deseemos no va a hacer que existan. Y si existieran el ir a ellos resultaría imposible. Incluso si necesitaran un héroe, y casualmente estuviera en nuestro mundo, ¡¿cuántas son las probabilidades de que nosotros fuéramos ese elegido?! Todas estas y muchas más cuestiones nos hacen volver de nuestros sueños a la dura realidad. 

Jamás vamos a poder alcanzar esos mundos, y lo sabemos. Pero un sueño solo se vuelve imposible cuando se abandona. Por eso los que soñamos con ellos no los olvidamos nunca. Sin embargo, en esta realidad el pensar y soñar con esos mundos de fantasía a los que nos gustaría viajar es visto con malos ojos. Por esto ocultamos estos deseos, nos adaptamos a la convención social, y actuamos como todos los demás, aunque algunos lo muestran más abiertamente que otros. En mi caso no me da miedo ocultar mi forma de ser, me siento orgulloso de ello, e igual que yo muchos otros. Pero entonces es cuando la gente mira diferente, te discrimina, y te planteas si merece la pena seguir creyendo en esos mundos tan lejanos. 

¿Merece la pena sacrificar la única realidad que tenemos a nuestro alcance por algo que podría simplemente no existir? 

En mi caso, me hice esa pregunta una sola vez, y decidí que no cambiaría por el mero hecho de no ser bien visto. Es mi vida, y mis sueños y deseos son lo que me hacen ser yo, si pierdo eso y sucumbo ante lo que llamamos realidad, no seré nada. Esta fue mi decisión, y jamás me habría imaginado que hoy sería el día en el que me alegraría de no haber renunciado a mis sueños.